La asamblea de Ecologistas en Acción exige el cierre definitivo de Garoña
La organización que se ha reunido en Murcia, del 4 al 8 de diciembre, pide al Gobierno que no otorgue un nuevo permiso de explotación a la Central Nuclear y proceda a su cierre definitivo por el riesgo que supondría su puesta en marcha.
La Asamblea ha aprobado una resolución exigiendo al Gobierno el cierre de Garoña, donde se aportan las siguientes razones: En primer lugar, el riesgo de accidente es demasiado grande, dado que el estado de la central es lamentable. La central está aquejada de numerosos problemas de seguridad entre los que destacan: la vasija está afectada por fenómenos de corrosión, así como las penetraciones de las barras de control, que son los auténticos frenos de la central; el sistema de protección contra incendios presenta graves deficiencias; al igual que numerosos sistemas eléctricos y de control. Además, el reactor de Garoña es idéntico al número 1 de Fukushima, por lo que presenta sus mismas deficiencias y riesgos, sobre todo en los sistemas de venteo de gases. Todavía no se han realizado las modificaciones impuestas tras las pruebas de estrés que, en todo caso, no garantizan la seguridad de la central. Además, sería imprescindible que Garoña edificara una torre de enfriamiento para dejar de calentar el agua del Ebro en exceso.
Un accidente en Garoña podría suponer un episodio de contaminación terrible en la zona y mucho más allá. Garoña se encuentra muy cerca de Euskadi por lo que su contaminación superaría las fronteras de Burgos y Castilla-León y, además, se podría contaminar el río Ebro con consecuencias espantosas sobre los cultivos, las ciudades e industrias ribereñas de Castilla-León, La Rioja, Navarra, Aragón y Cataluña. El litoral mediterráneo también se vería afectado. Mantener esta central en funcionamiento sería jugar con fuego.
Garoña genera en su funcionamiento unas 15 Tm de residuos de alta actividad al año, que son peligrosas durante cientos de miles de años y para los que no existe solución. La paralización definitiva de Garoña evitaría un aumento de los residuos a gestionar.
La electricidad que genera Garoña no es necesaria, como muestra el hecho de que lleva parada tres años sin ningún problema de suministro. Los puestos de trabajo que genera la central están garantizados por el proceso de desmantelamiento y por los planes de desarrollo local respetuosos con el medio ambiente que proponemos se adopten. Por ello, la paralización definitiva de Garoña no supondría quebranto económico alguno para la zona. Al contrario, posibilitaría la aparición de otras actividades económicas limpias y respetuosas con el medio.
La posible continuidad de Garoña abriría la puerta a la prolongación de la vida de las centrales hasta los 60 años, lo que resulta inadmisible. Además, el proceso de la posible reapertura ha supuesto un desprestigio sin precedentes del consejo de Seguridad Nuclear.
Ante estos hechos, la Asamblea resolvió pedir el cierre definitivo de la central y proceder a su desmantelamiento a la mayor brevedad.