¿Dónde está la casta?
No sabría poner un orden jerárquico en un espectáculo taurino, si exceptuamos al toro, el tótem, el gran protagonista. Emperezaré por agradecer a la empresa de los hermanos Postigo, su tozudez en el empeño de recuperar la fiesta del toro en nuestra ciudad. Pondría algunos peros, que en esta manifestación entre espectáculo, rito, magia, hay detalles que conveniente no olvidar. Fundamental la seriedad en el horario, el personal suficiente para que en el desarrollo de la lidia, los tendidos no se conviertan en un local de carretera en la nocturnidad. Pongo los contras en la balanza, y me quedo con que haya toros en nuestra plaza.
La ganadería con afamado recorrido, Valdefresno, perdieron la casta no sé dónde, con ello la emoción, como el pilar fundamental del entretenimiento y disfrutar de una gran tarde. La comparación de toro y el melón no me convence, es evidente las fincas que producen normalmente un fruto apetecible y bueno, otras donde el resultado final, es más bien tipo pepino, que melón.
Los toreros, pues créanme, hubo de todo, desde el ausente Urdiales, y su pérdida total de inspiración, al bullicioso Fandi, o Castella que puso en el albero lo mejor de la tarde.
Al Fandi verle en la arena, siempre pienso como el mejor ejemplo para explicar la velocidad de la luz. Falta el reposo, el aroma del toreo eterno. Todo es torbellino, movimiento, alteración. Trepidante y populismo, el aplauso buscado. Quizás es por los tiempos que vivimos.
Castella dejo la esencia, el aroma y cierto perfume de lo clásico. En el toreo decir clásico es decir que no se puede hacer mejor, es moverse en el terreno cerca de los pitones del bruto y olvidarse del cuerpo. La torería en la figura, en el estar, en el frasco de las esencias, en el tronío. El último toro comprendimos que aquello era una corrida de toros. Tuvimos la suerte de estar allí, ¡Olé!
En esta manifestación reglada y perfectamente definida, todo tiene su fundamento y está donde debe de estar. Permitan que recurra al símil futbolístico, un partido de futbol sin las líneas marcadas, el árbitro alguien que nunca vio un balón. Lo que no puede ser no puede ser, al ser imposible. En las presidencias taurinas, debe estar gente que le guste la Tauromaquia, que vea y frecuente corridas, que conozca algo de este mundo. En caso contrario hacemos un flaco favor a la fiesta. Si a una faena aturullada de trapazos, atropellamientos, de desasosiego, de la descomposición la premiamos con dos orejas, al triunfador le teníamos que dar todas las orejas que había en el desolladero.
Manolete, Manolete, si no sabes torear…
Un genio del siglo pasado, dejo escrito lo siguiente: En las corridas se reúne todo: color, alegría, tragedia, valentía, ingenio, brutalidad, energía y fuerza, gracia, emoción…Es el espectáculo más completo. Ya no podré pasar sin corridas de toros.
Jesús Manuel Díaz de Greñu Arnáez
Bravo por la cronica Don Jesús Manuel, de principio a fin coincido con usted. Si obviamos lo mejorable que es mucho, yo me quedo con esa faena de Sebastien Castella en el sexto, buen sexto,de lo mejor que hemos visto en Haro en los últimos años.
Perfecto Jesús en tu crónica. No empezó bien, yo pasadas las 6 de la tarde estaba entrando por la puerta del tendido 3-4 con una fila considerable todavía detrás mío, mientras a la derecha había una puerta de acceso cerrada. Lo del presidente, yo no lo entiendo, ¿en los toros también tenemos que dejarnos influir por la politica? yo creo que hemos tenido unos años con un comportamiento presidencial muy correcto y dando una categoría a nuestra plaza, que el sábado se marcho al carajo de un plumazo. Del espectáculo en general para gustos son los colores, pero no perdamos el respeto ni a los vestidos de luces, ni al público.
Para la próxima, suerte, vista y al toro.
¡Crónica genial, de un genial Crónico! Como no podía ser de otra manera el Sr. de Greñu ha estado, correcto y metafórico a la vez. El remate futbolístico de lo mejorcito, ahora, eso si, cuidese las espaldas amigo Jesús que los fantasmas acecharán. A Alberto Gallo decirle que si, no fué malo el sexto, pero no lo compare porque hemos visto toros de quitarse el sombrero y este no era uno de ellos, hasta algun novillo que otro hemos indultado en estos últimos años.
Un poquito mas de toro por favor.
Confío en la prudencia de la alcaldesa y pido inhabilite al Marques a perpetuidad para presidir festejos taurinos, incluidas las vacas sanpedreñas.