El río Oja: un pantano invisible
La actividad denominada `Geologdía de La Rioja´ se celebrará este año en Santo Domingo de la Calzada el próximo día 13 de mayo. Una de las conclusiones es que el acuífero del río Oja es un gran “pantano” oculto bajo nuestros pies. Los poros rellenos de agua que quedan entre las gravas y arenas que forman el aluvial del río, suponen 170 hm3. Este valor supera la capacidad de los tres embalses riojanos (Mansilla, González-Lacasa y Pajares: 136 hm3). Cuando el río Oja lleva agua quiere decir que el “pantano” está lleno.
Arsenio Muñoz, Andrés Gil, Javier Ramajo, Javier Díez y Franz Prieto, son los geólogos profesores de la Universidad de Zaragoza que organizan esta iniciativa que persigue acercar su pasión a los ciudadanos. Durante la jornada, abierta a todos los interesados se conocerán aspectos aspectos tan interesantes como que el aluvial del río Oja constituye un acuífero libre formado por las terrazas actual y más baja del río. Un acuífero lo forman terrenos por los que el agua circula con facilidad.
El funcionamiento del acuífero aluvial es muy simple. En régimen natural, la recarga se produce en los meses de otoño e invierno por infiltración directa del agua de lluvia que cae sobre la superficie permeable, por infiltración, en la zona del aluvial comprendida entre Ojacastro y Santo Domingo, de las aguas procedentes de la escorrntíaa de la Sierra de la Demanda y por la escorrenía directa procedente de los afloramientos cenozoicos periféricos. En la zona media-baja, al reducirse las dimensiones del acuífero, el río Oja (zona de Castañares-Casalarreina) y el río Zamaca actúan como drenantes. Durante los estiajes, el acuífero sufre una importante explotación y se recupera en los siguientes episodios de recarga.
El funcionamiento es, por tanto, cíclico y estacional. Hay configuraciones geológicas del subsuelo en las que dentro de la zona no saturada, se intercala una masa de terreno impermeable; en esos casos, el agua infiltrada es detenida al llegar a la roca impermeable y da lugar a una zona saturada local, por encima del nivel freático regional; hablamos entonces de un acuífero colgado, como el que da origen a la laguna de Hervías.
Bloque diagrama del acuífero del río Oja donde están representadas las rocas paleozoicas y mesozoicas que forman la Sierra de La Demanda y las rocas cenozoicas que forman tanto el acuífero del río Oja como los niveles impermeables sobre los que se sitúa.
Tiempo de recurrencia
La dinámica fluvial del río (con alta torrencialidad) crea el escenario perfecto para la interacción entre ser humano y desastre natural. Santo Domingo, irónicamente patrón de los ingenieros en España no pudo elegir un lugar menos apropiado para edificar su puente y, con él, su ciudad ya que se sitúa donde más peligrosas y destructivas pueden ser las avenidas del río Oja. Las
primeras referencias históricas de inundaciones se han fechado a mediados del siglo XIII, en el s. XV y en el año 1561. Con más precisión se conocen la del 12 de diciembre de 1657, que pone en peligro la ciudad llegando el agua hasta las casas.
La inundabilidad del entorno más inmediato de Santo Domingo ha sido evaluada por parte del Gobierno de la Rioja. De este modo, se ha realizado un estudio de las áreas potencialmente inundables en función de los periodos de retorno de 2 a 3 años (que se corresponde con la máxima crecida ordinaria), 10, 50, 100 y 500 años.
Esta investigación determina que la mayor parte de las afecciones se realizan en la margen izquierda del río. La margen derecha se ve menos afectada por el efecto de protección de la mota. El núcleo urbano de Santo Domingo de la Calzada presenta afecciones en la zona más cercana al puente, donde el muro de escollera no es suficiente para contener la avenida.
Y así podríamos seguir. Para saber más, se ha organizado esta cita.
Para la próxima edición del Geologdía se mira hacia el Toloño.