El Gobierno de La Rioja rehabilitará el puente medieval de Cuzcurrita del Río Tirón
El consejero de Fomento y Política Territorial, Carlos Cuevas, ha suscrito el contrato para acometer las obras de restauración integral del puente de piedra de Cuzcurrita del Río Tirón. Por parte de la empresa adjudicataria de los trabajos, Zut Trabajos Especiales, ha firmado el documento Pedro Esparza.
El Gobierno de La Rioja ha adjudicado los trabajos a la citada mercantil por un importe de 196.867 euros, que financiará íntegramente el Ejecutivo riojano al tratarse de un elemento arquitectónico que forma parte de la carretera LR-307 y facilita la conexión entre este municipio riojalteño y la N-232. Este viaducto constituye la única vía de comunicación para los vehículos entre el norte y el sur de la localidad.
Se trata de una actuación que cuenta con un plazo de ejecución de tres meses y medio y que tiene como principal propósito el de garantizar el buen estado de conservación de esta infraestructura de origen medieval que data de finales del siglo XV con la mínima intervención posible. Para ello, está previsto reparar las fisuras localizadas en las bóvedas principales, evitar las humedades y la erosión de los sillares y reforzar la conexión de la estructura original de puente y su posterior ampliación.
Los trabajos también contemplan el saneamiento, limpieza y reposición de los sillares, la consolidación de la cimentación, el refuerzo de las bóvedas, la impermealización de la calzada, la mejora del drenaje y la mejora de la iluminación tanto en el alzado de los muros como en el interior de las bóvedas.
El puente tiene una longitud de 45 metros aproximadamente (30,5 metros entre los apoyos de las dos bóvedas principales y 14 metros gracias al muro de acompañamiento en la vertiente aguas arriba). Su anchura varía entre 5,6 y 5,75 metros y existe un aparcadero en el centro del puente con un ancho de 8,6 metros.
Historia del puente
Fueron los propios vecinos de Cuzcurrita los que construyeron este puente a finales del siglo XV. Se mantuvo en perfecto estado durante un siglo, hasta que el día de la Ascensión del año 1582 una gran riada destruyó su arco central y otras partes del puente. Tras una larga obra de restauración y varias actuaciones a lo largo del siglo XVIII, el ingeniero logroñés Amós Salvador Rodrigáñez (1845-1922), sobrino de Sagasta y ministro en varios gobiernos del propio Sagasta, Canalejas y Moret, se encargó del proyecto de ensanche en 1880. Se trata de la última obra de consideración que se ha llevado a cabo en esta infraestructura.