Con la colocación de bolardos, prosiguen los trabajos complementarios en la Plaza de la Paz
En las últimas horas se han colocado estos elementos que restringen la circulación de vehículos por las zonas peatonales.
En las últimas horas se han colocado estos elementos que restringen la circulación de vehículos por las zonas peatonales.
Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.
El sitio en el que se encuentra es propiedad del Grupo de Comunicación Rioja Difusión, S. L., una empresa con capital exclusivamente riojano, creada en 1999 con el único propósito de ser de utilidad para todas las personas que utilizan alguno de los medios que gestiona
Controlado por OJDinteractiva
Hace falta ser muy tonto.y torpe,esos bolardos acabaran doblados en dos dias.
Pues vaya cagada le quita amplitud a la plaza. Parece una pista de cars.
La solución más fácil, y así no pensamos. Con preocuparse un poco, con mirar cuatro catálogos, tres o cuatro horas en internet viendo fotos y se encuentran soluciones más agraciadas y te dan la idea.
Viajar también. Motivos riojanos o netamente harenses para poner en la plaza, como separaciones, delimitaciones, marcar la circulación hay más que suficientes.
Falta de compromiso, de entusiasmo, de cariño hacia el sitio más emblemático de Haro. Me parece acción de torpes y con ánimo y ganas de joder la marrana.
Tendrían que pedir perdón, por todos los desmanes.
Por Dios, que cosa más fea.
LA PLAZA ESTA MUY BIEN, PEOR ESTA LA VISERA DEL CAMPO DEL MAZO PROYECTO DEL PP
Llamaría a los niños a jugar a la herradura o los aros. Templa los nervios, agudiza el sentido de la distancia, diversifica las relaciones sociales y es entretenimiento baratito.
Ellos, el Lauriparty, tienen las decisiones y el mal gusto.
Esos bolardos son partepiernas y pegotes.
Como apuntan hay soluciones actuales y modernas, aunque se ponga una peonada por muy baratos esos bolardos montados son peligrosos e inútiles.
Pero seguro que en Haro hay técnicos y arquitecto que pueden evitar hasta que un ciego se tropiece con esas peonadas.