El cupón de la ONCE `gira´ al ritmo de los danzadores de Anguiano
Los cupones de la ONCE ‘giran’ al ritmo de la Danza de los Zancos, de Anguiano, que protagoniza el cupón del martes, 24 de julio. Cinco millones y medio de cupones divulgarán por toda España esta tradicional danza riojana.
El cupón ha sido presentado por Estefanía Mirpuri Merino, Delegada Territorial de la ONCE, y Gemma López Hernáez, Alcaldesa de Anguiano, acompañados por Juan Javier Muñoz, Presidente del Consejo Territorial de la ONCE en la Rioja.
La Danza de Anguiano se menciona en un documento de 1603, en el que se señala que no se pierda la tradición para seguir celebrando con danzas las Fiestas de La Magdalena. Está reconocida como Fiesta de Interés Turístico desde 1970 y desde el 29 de junio de 2018, está declarada como Bien de Interés Cultural de carácter inmaterial.
Son ocho los danzadores, dirigidos por el Cachiberrio, que es el jefe, que visten Camisa: Blanca, abotonada, con cuellos y puños. Llevan también chaleco, que se caracteriza por las cintas, en horizontal, de siete tonalidades distintas, y colores chillones. Las medias son blancas y lisas. Visten un calzón (un pantalón estrecho), hasta debajo de la rodilla; faja azul a la cintura, que sujeta el calzón y sirve para atar sobre ella las cuerdas de la enagua y sobre ésta la saya. El mantón, de colores variados y con flecos, se ata a la cintura.
La saya, de color amarillo anaranjado es pesada para que favorezca el vuelo durante los giros de la danza. Portan alpargatas blancas con lazo negro; además de unas almohadillas de tela blanca, rellenas de lana merina, que amortiguan la presión de los zancos y cuerdas sobre las rodillas.
Respecto a los zancos, son de madera de haya, labrados para que queden como una pirámide invertida de sección oblonga. Su altura es de 50 centímetros desde la punta hasta el apoyo del pie. Por su parte, las castañuelas, de madera de boj, son bastante grandes.
Así ataviados, ocho mozos se lanzan dando vueltas por unas escaleras de la calle, para luego hacerlo por una cuesta empedrada, en un espectáculo lleno de belleza y riesgo, y rodeados por el público asistente.