Palabras “que se lleva el viento” en Ojacastro
Seis letreros en parajes del municipio riojano animan a expresar ideas evocadoras para demostrar también así que el mundo rural sigue muy vivo y que la creatividad es parte de su esencia, como quiere transmitir la autora de esta obra, la cantera creativa Adriana Díaz.
Las personas que este verano han recorrido los parajes de Ojacastro han encontrado, tanto en caminos como entre las propias casas del municipio: una invitación a expresar con palabras aquello que desean que se lleve el viento; que se enjaule; que fluya; que se clave; o que se cuelgue.
Todo ello con el propósito que propone la autora de esta obra de arte efímera, la cantera creativa Adriana Díaz, que ha realizado este montaje junto a El Hacedor, Imágenes y Palabras, de la Aldea del Portillo de Busto, en Burgos: “Son palabras que tienen un fin esencial, que es expresar que el mundo rural está muy vivo”.
Se trata de que el arte recorra todas las arterias de este pequeño pueblo. Y, de esta forma, las personas que este verano han pasado por el camino de “El Ángel”, uno de los más transitados del municipio, por su accesibilidad para paseantes y ciclistas de todas las edades y porque proporciona una de las imágenes más completas de Ojacastro y su Barrio Pisón, han podido expresar “palabras que se lleva el viento”.
En un alto del camino, donde precisamente el visitante recibe la mejor brisa para refrescar su camino, se han expresado palabras como “risa” o “paz entre los países”, para que la esparza el viento; pero también los viandantes quieren que el viento se lleven cosas como la “ansiedad”, otra de las palabras escritas.
En la ribera del Oja, el río que da nombre al pueblo y a la Comunidad Autónoma de La Rioja, puede encontrarse otra instalación, donde se pueden escribir “palabras que fluyan”. Allí se han escrito pensamientos como “presente” o “aprender”.
En el Barrio Pisón se ha instalado una jaula, en la que pueden encerrarse las “palabras enjauladas”, como “calma”
Y entre las casas del pueblo, junto a su plaza y en un hermoso rincón encima del pequeño riachuelo que surte del agua del Oja a los pequeños agricultores que aún cultivan sus huertas, puede hallarse la petición de escribir las “palabras colgadas”, como “momento” o “transformación”.
En un tronco situado la plaza de la Iglesia, otro punto neurálgico de Ojacastro, se encuentra un tronco donde se pedían “palabras clavadas”.
Y en la fachada de la casa de Adriana Díaz, convertida en un pequeño museo de la piedra esculpida, se ha instalado la matriz de toda esta obra creativa que recorre el pueblo, y con la que la autora pretende dejar claro que busca ideas “para que no se nos vaya la pinza”.
Para ello, ha instalado una gran pinza esculpida en piedra, donde se propone reunir “palabras con pinzas”.
Se trata de reunir a partir de allí palabras a partir de la idea original, la palabra que recorre toda esta instalación: “arte”.