Me consideró espectador del mundo, pasaría horas y horas al cariño y compañía de una copa de vino mirando el panorama urbano. No es nada nuevo hay mucha gente que lo ejerce con ganas, siempre desde la reflexión. Qué el voyeurismo no sea enfermizo e insano, menos con mala onda que dicen los mejicanos.

Desconozco cuál es el compromiso del pueblo con las fuerzas de seguridad policiales en otros países, pero es España con la Guardia Civil es algo de estudiar con pausa y sosiego. Los cuerpos policiales o los institutos armados, por costumbre y trayectoria suelen ser represivos. Tapias o muros de contención ante la chusma exaltada, los de la justísima formación con pérdida moral, los de la revolución permanente que se cree que todo el monte es orégano y encima es suyo. El todo vale.

La benemérita, la Guardia Civil, estuvo en los dos bandos en la confrontación incivil, dando un ejemplo de trabajo, dedicación y ganas de estar con los sufrientes. A partir del 39 todo el país, mejor España, vivió unos años para avergonzarnos, de hambre y sufrimiento, represión, muerte negra, palizas sin sentido, abuso del poderío que creíamos superados, los analfabetos se esfuerzan en evitar la reconciliación. Seguimos en trincheras.

Ellos siguen impertérritos es su cuajo sosegado, en la dedicación de mantener la divisa del honor. Desconozco en otros países, pero aquí la población civil se fía bastante más de un guardia civil que del sanchista con traje y corbata, las de cejas arregladas, casacas rojas de uniforme para engañar y sus pactos para dar a la gente por la parte y hoyos mas oscuros, íntimos y recogidos.

Ya no se ven guardias de mostachos poblados, con tricornio apoyados en las cejas, algo estudiado para provocar respeto, estrategia para reconocer que la autoridad, es la autoridad y no me tires el tricornio al suelo, que la liamos.

Me sorprende la recias zagalas con uniforme impoluto y ceñido, con pelo recogido y bien peinaó, preparadas para el servir, Jóvenes de buen ver, con ilusión (ya se les pasará) y ganas de ayudar. Solo pidó que los nuevos no se dejen adoctrinar por los viejunos de piel acartonada, amargados, renegados de la profesión que van de vuelta. Eso no,

Los mostachos de la Guardia Civil, ya no se ven en ellos, y naturalmente menos en ellas. Ahora todo es depilación, frescura, limpieza y cara al viento. Puede que lleven mostachos en el sobaquillo inferior, pero tienen caras de ángeles, de ángeles custodios.

Guardia Civil caminera con el máuser al hombro y sus bastos capotes por los caminos en la noche nochera persiguiendo a los difusos.

Guardia Civil caminera de ayuda. Es el momento de otorgarles la anmistía, se la han ganado con dos, con eso. Con arrestos, con hidalguía, con profesionalidad sin escaparse en maleteros de la cobardía y cagados.

En la historia trágica de España, en el teatro del devenir, les tocó el peor papel. Muchos tiempos después han disipado, han borrado con esfuerzo la imagen, su peor imagen.

XXXX déjame te pase la mano dándote palmaditas por el lomo en gesto que te produzca serenidad, qué estés tranquilo, qué el espiritu de perro que manifiestas crezca en la paz. Échate al suelo, refresca tus cojoncillos con el fresco del suelo y recuerda, no te mees en la cocina.

No falta el que quiere…