OPINIÓN. En doscientas palabras (VIII)
Anunció solemnemente el presidente Sánchez, ¡En el nombre de España!, expresión socorrida que emplean como argumento para manipular leyes esenciales que protegen a todos los ciudadanos, desde el sanchismo hasta la radicalidad totalitaria, ideologías superadas desde la caída del Muro.
Son movimientos de conveniencia electoral que pueden forzar la ruptura de la convivencia. Dejaremos de ser iguales, habrá lugares de España viviendo por encima de posibilidades descontroladas en perjuicio de otras. ¿Por quién nos han tomado?
Atentos a los militantes interesados, ven la política desde sus intereses propios, básicamente mantener un cargo retribuido. Han quedado huérfanos del partido sanchista en las elecciones autonómicas y municipales, buscan desesperadamente una nómina pública. Siendo las delegaciones del gobierno el último clavo ardiendo, me recuerda la Embajada de USA en la evacuación de Saigón.
Del lado azul han pasado de la bandera de albatros a escabullirse en segundo plano, perfil bajo, que no se note. No se manifiestan, no argumentan, sólo bisbisean, han perdido la vergüenza personal ¡Qué pena!, ¿no? San Gonzalo, sin canonizar, es el patrón de solteronas e infértiles al cual en estas alegres tierras, es invocado continuamente e imploran que no se les constipe.
Vizconde del Moro.