OPINIÓN. En doscientas palabras (IX)
A cinco mil kilómetros de España, en un altozano entre llanuras fértiles de color ocre, manchas vegetales con predominio de tonalidades verde alga, está la base española Miguel de Cervantes con 625 legionarios paracaidistas. En el pueblo de Marjayún, custodian cierta linea azul al sur del Líbano cerca del monte Hermón frente a los Altos del Golán, en acción de paz, con boina azul de Elóse gui y vehículos blindados de inmaculado color blanco.
Territorio regado por sangre española, dieciséis de los nuestros dejaron las entretelas por esos lugares. Zona de alto riesgo con posibilidad que una bala de Hezbulá disparada desde un Kalashnikov acabe con los sesos sanguinolentos de un español esparcidos allí, tan lejos de su casa y familia.
Estos grupos terroristas exaltados islamitas cuando se ponen a matar lo hacen con mala leche, ufanos de criminales acciones. Especialmente si el gobierno, en este caso español, les da cobertura con declaraciones lasas siendo puesta en duda su labor.
Las declaraciones irresponsables de Yolanda Díaz, Iones Belarra, ministras de España, justifican acciones de terroristas o terroristos violentas y violentos sin declaración de guerra. No quiero ver féretros con nuestra bandera en el aeropuerto cantándoles «La muerte no es
el FINAL».
VIZCONDE DE HARO.