OPINIÓN | Sobre la Banda de Música de Haro
Rentería, 17 de abril de 1999, doce años de edad, seis de formación en la escuela de música, un viejo traje recuperado del archivo municipal que me queda grande, un fliscorno prestado por un compañero, mis padres observando emocionados desde lejos, mil nervios, toda la ilusión del mundo y la partitura de la marcha ‘Haro’ de Basilio Miranda y José Fernández Ollero en el atril. “Do, la, do, la, do…” primer paso con la pierna izquierda, objetivo cumplido.
Así comenzó mi andadura en la Banda de Música de Haro y, desde esa mentalidad infantil de 1999, hoy, 25 años después, debería estar esperando a que llegue noviembre y el concierto en honor a Santa Cecilia para recibir el tesoro más preciado que puede obtener un jarrero de pura cepa, ese jarro que nos identifica como villanos de una ciudad con tamaño de pueblo que, aunque sus tiempos de gloria ya pasaron, los tiene marcados a fuego y los reivindica continuamente si bien, en algunas ocasiones, de oído y con más respaldo legendario que meramente histórico.
Después vinieron cientos de ensayos y actuaciones en grupo, así como millares de horas de trabajo individual. También idas y venidas por motivos de formación o laborales. Entre medias, conocer lugares y personas que, si no llega a ser por la música, lo más probable es que no hubiera conocido jamás. Innumerables satisfacciones como ver que, haciendo lo que más te gusta, haces felices a otras personas, grabar discos, ganar algún que otro premio o hasta obtener un par de “kikirikis” del desaparecido Gallo de la Plaza (nos vamos haciendo viejos).
Asimismo, recibir enseñanzas vitales como la importancia del compañerismo y el trabajo en equipo, la empatía, el esfuerzo, la constancia, el compromiso, la importancia que tiene la cultura y el arte en la sociedad además de tantos valores que me fueron inculcados con cariño por los compañeros más mayores. No obstante, también ha habido frustraciones por no tener suficiente nivel para tocar algún pasaje, por interpretar incorrectamente algún solo comprometido, por no coincidir los turnos o las vacaciones del trabajo para poder venir a tocar en fiestas o celebrar Santa Cecilia , por esta última época sombría de desunión y enfrentamientos que todavía sigue coleando en la que la existencia de una banda de música en Haro pende de un hilo y, sobre todo, por el fallecimiento de compañeros, compañeras y allegados, algunos de ellos recientemente y demasiado pronto.
Sirvan estas líneas para agradecer a todas las personas que me han acompañado en el camino y para manifestar públicamente que lo seguro es que, por mi parte, me niego a perder la afición por interpretar música con el objetivo de divertirme y divertir a otras personas ya tenga que hacerlo en mi pueblo de origen, el vecino o puertas adentro de mi casa. También me niego a rehuir esas emociones que me hace sentir la música desde que alcanza mi memoria, aunque, en ocasiones, estas hayan sido o vayan a ser negativas. Por último, reitero mi compromiso para trabajar desde el lugar que me toque y con todas las herramientas que disponga para que haya música de banda en Haro y que el bien común se imponga a los intereses particulares incluso si estos últimos fueran los míos.
Así las cosas, lo que más deseo es que, aunque haya que buscar soluciones de contingencia para lo urgente, tanto nuestros dirigentes como todas aquellas personas que podemos aportar algo positivo en este asunto dirijamos nuestras miradas y esfuerzos a lo importante “para que puedan exaltar a pleno pulmón las maravillas estos siervos tuyos”1 si es que realmente queremos recuperar y mantener en el largo plazo la esencia de nuestra banda de música y si, por lo que sea, no somos capaces de dejar a un lado la pereza, la soberbia, la avaricia y la envidia, que son los pecados capitales que han llevado a una institución tan querida a vivir estos tiempos tan difíciles, “perdona la falta de nuestros labios impuros San Juan”1.
1- “Ut queant laxis” Himno a San Juan Bautista de Pablo el Diácono. Siglo VIII https://es.wikipedia.org/wiki/Ut_queant_laxis
Fdo. Ramiro Luzuriaga Salazar
Vergonzoso dejarnos perder la banda de música no nos estámos dando cuenta como esta haro no es ni sombra de lo que era da pena
Es una pena.La cultura se va ala mierda.Una banda siempre es un buen referente de una ciudad
Que grande eres Ramiro.
Una pena muy grande yo recuerdo siempre todos los festejos con la banda y ahora todo este lío que lo solucionen los que pueden que Haro se lo merece
Muchas gracias, Ramiro…
Como bien dices Ramiro, este año te corresponde recibir el apreciado Jarro de la ciudad de Haro al cumplir 25 años desde que entraste a formar parte de la Laureada aquel día en Renteria. Por causas ajenas a ti no has podido tener la continuidad estos últimos años en dicha agrupación como debería haber sido si no se hubieran torcido las cosas.
Por lo visto hasta ahora el Ayuntamiento no tiene la más mínima intención de reconstruir la Banda.
Has de saber que si el Ayuntamiento no te da el día de Santa Cecilia lo que por tradición y ley te pertenece, tus compañeros lo haremos simbólicamente celebrando la mayor fiesta musical que ha conocido este pueblo.
Gracias a ti por ser como eres.
Grande Ramiro Luzuriaga👏👏
Muy bien dicho 👏
Muchas gracias Ramiro por expresar tu opinión tan clara y sincera y tan compartida por cuantos vivimos en Haro.
Ojalá se cumplan pronto tus deseos y se rellene ese «agujero» que se ha creado en nuestra CULTURA por la ausencia de nuestra banda de música..
Un abrazo campeón.
Mi pregunta es ¿se está usando la Academia de Música para algo? Que alguien me conteste, por favor.
Ramiro ¡VIVA LA MADRE QUE TE PARIO¡ eres un jarrero de pro y como tu muchos tenían que haber manifestado esto por la Laureada banda en la que tú y muchos compañeros como tu estuvisteis tan a gusto.
Ojalá se haga pronto esta realidad de que como dicen resurja la banda de Música. haber si es cierto
Animo muchacho por ti y por todos que quieran acompañarte. ERES UN FENOMENO. y ¡ANIMO ¡
Te lo mereces.
EL VITI: Si la academia se usa actualmente para la escuela de música.
Una cosa menos, menos chupagaitas que tenemos. Poco hacer y mucho que recoger.
AÚPA!!
Yo no quiero que mi pueblo tenga cada año una cosa menos, quiero que tenga una cosa más, una cosa más para envidiar desde otras poblaciones limítrofes. Cada cosa es un activo que suma positivamente para el engrandecimiento de la cultura y el patrimonio de Haro.
El único chupagaitas y soplapollas que sobra eres tú, YO MISM@.