OPINIÓN | En doscientas palabras (XIX)
Qué les voy a contar qué ustedes no sepan o sospechen. Hay un dirigente, no diré nombre para evitar el rubor como contribuyente español. Está de vacaciones, ahora no está en el palacio habitual, ahora ocupa el palacio que el anciano rey Juan Carlos regaló a Patrimonio Nacional. La ubicación en Canarias, en Lanzarote, en un lugar idílico a todo lujo, imaginen lo mejor, pues eso. La Mareta es palacio cuyo mantenimiento financiamos todos (En un futuro los catalanes quedarán exentos). Todo el país contribuye a las vacaciones ideales, desde la Armada, al Ejército del Aire y del Espacio, catering insuperable en el Falcon, Ejercito de Tierra, Guardia Civil. La siguiente ocasión deberían adaptar la corbeta Infanta Cristina como barco de recreo para dar voltios chéveres en alta mar.
Últimamente se han efectuado mejoras por valor de seiscientos mil euros, puede que doña Begoña organice la remodelación imitando a la simpar Jacqueline Bouvier que fue capaz de hacer de la Casa Blanca un museo de la cultura norteamericana. Imaginen con empresas amigas, inspirándose en doña Marta Ferrusola, sus negocios de plantas y jardines.
Quiere ser como Iznogud, califa en lugar del califa. Sabed su profundo enamoramiento todo lo demás, fango.
Vizconde del Moro.