OPINIÓN | En doscientas palabras (XXVIII)
En los pretéritos años setenta, todas las mañanas desde el diario “El País”, en los tiempos que no era hoja parroquial, saludaba a sus lectores Francisco Umbral con una columna titulada, si la memoria no me falla… iba yo a comprar el pan. Como homenaje y recuerdo, tampoco me queda más cojones que ir por la mañanita a comprar el pan. Aprovecho para recordar subrepticiamente al creador de la frase, donde hay pan hay patria, junto al vino que también es de buena familia. Idas marciales para pensar, para cavilar, mientras estiramos el pernil, mirando nuestra campiña a la vista.
Saliendo de la pasarela “Laura Rivado” vemos ruina anunciada, ruina cochambrosa, ruina peligrosa, que son los árboles adornando nuestra, otrora, mejor imagen. Hoy el camino se recorre para comprar galufo, cervezas aguachirris, alimentos procesados donde los aditamentos, espesantes, conservantes llenan nuestro intestino delgado y el grueso también.
Los árboles están muy enfermos, están terminales, tienen menos vida que los Sáncheztovich y las viejas soflamas verdes innecesarias de recorrido corto, politizado.
No debe la corporación municipal esconder la cabeza retardando más legislaturas el problema. Sustituirlos para evitar hecatombes, callando charlatanes de capote rojo. Se talan, plantamos otros y a otra cosa mariposa.
Vizconde del Moro.
Vizconde del Moro.
L J S
Me encanta leer tus artículos. Es un placer leer alguien con un vocabulario tan extenso y con una narrativa tan irónica como humorística a la vez.
Enhorabuena y gracias!!!!
Concuerdo con todo cuanto dice, vizconde….confío en que no se le inflamen demasiado sus atributos testiculares y nos pueda seguir ilustrando con sus agudas percepciones.