OPINIÓN | En doscientas palabras (XXXI)
La verdad es que sí, con cierta frecuencia mi color en el ánimo se mueve del negro del pesimismo, al colorado de la ira. La publicidad en Internet, los políticos de doble cara con la mentira como bandera. Es algo desesperante que desborda mi sentido del sosiego, de la tolerancia y la paciencia. Quiero ser eremita de la norma de San Benito.
Cuando pincho una noticia, empieza de manera agresiva a rebotar publicidad por toda la pantalla, me ataca por arriba, por los laterales o por abajo de una forma irritante, agresiva diría yo. No la hago ni caso, el sueño es bloquear todas esas publicidades atosigantes.
También cuando curioseo el devenir y discutibles ideas de dirigentes displicentes, los mentirosos con querencia a zascandilear con el engaño como norte. Es justificable que los intente neutralizar.
San Benito de Nursia, patrón de Europa, dedicó su vida a la oración, la lectura y el trabajo en silencio. Deduzco que no distraían sus hábitos los políticos cantamañanas, manipuladores de la razón, de la verdad, de la historia para construir el futuro. Ayudado por la soltería, que todo hay que decirlo, no sucumbía contra su pensamiento acabando con la devoción.
Otro gallo cantaría.
Vizconde del Moro.