Éxito del concierto del Coro de Voces Blancas y Femeninas Santísima Trinidad en el convento de San Francisco a beneficio de los más pobres de Burundi

Numeroso público acudió al convento de San Francisco para respaldar el concierto organizado por la Parroquia a beneficio de la tribu más desfavorecida de Burundi: los batwa.
El Coro de Voces Blancas y Femeninas Santísima Trinidad ofreció un recital que fue muy aplaudido por el público, ya que incluyó piezas muy conocidas y algunas interpretadas sólo por lo más pequeños del coro, como la popular canción ‘Qué canten los niños’, de José Luis Perales. En definitiva, un repertorio muy variado con temas alegres y dinámicos que fueron secundados por los asistentes.
El concierto se completó con una proyección de diapositivas con la que el sacerdote de la Parroquia Fernando Azofra, que ha estado recientemente en Burundi, pudo mostrar a los asistentes la forma de vida de los destinatarios del proyecto.
Al finalizar el recital, el abad de la Catedral y párroco de la Parroquia Santísima Trinidad de Santo Domingo de la Calzada, Francisco José Suárez, valoró y agradeció el buen hacer del coro y se dirigió a los presentes para explicar que esta actividad ha sido la primera de una serie de acciones que la Parroquia va a llevar a cabo en el marco de este proyecto de cooperación que contribuirá a facilitar el acceso a la universidad de “los más pobres de entre los pobres”.
El coro está integrado por veintisiete niños y niñas, adolescentes y mujeres, que conforman todo el melodioso arco coral integrado en voces blancas y femeninas (sopranos, mezzos y contraltos), acompañados por músicos, con tres guitarras, cajón y percusión, que realzaron las canciones en un marco de gran belleza. Un grupo que destaca, aparte de por su buen hacer musical, por ser un espacio de convivencia, armonía y amistad.
El proyecto: becas para que los batwa puedan ir a la Universidad
La Diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño inició su misión diocesana en Burundi en 1962, en Rwisabi, zona ubicada entre las provincias de Gitega y Ngozi. Hace 25 años abrió sus puertas la primera universidad privada de este país africano. Fue en Ngozi y nació en plena guerra civil como semilla con la que frenar la violencia y ofrecer una esperanza a los jóvenes de la zona, una iniciativa impulsada por Monseñor Kaburungu.
Actualmente, la Universidad de Ngozi está dirigida por el padre Apollinaire Bangayimbaga, rector de la misma desde hace 16 años, con el que los sacerdotes calceatenses guardan una preciada amistad. El padre Apollinaire vivió 18 años en España, dos de ellos en Logroño, y se considera “español de corazón”.
La Universidad de Ngozi está siendo clave para ayudar a la etnia más desfavorecida de Burundi: los batwa, los más pobres de entre los pobres.