Más música, ¡por favor!
Doscientos diez años, no son pocos, de los Sitios de Zaragoza. Fechas que promovieron y asentaron más, si cabe, el orgullo de ser español, la unión con el objetivo común de echar al francés de nuestro territorio. Tiempos de lucha por la libertad, tiempo que nos llevaron a una Constitución liberal, La Pepa, tiempos de sentimientos de orgullo y sobre todo emoción a flor de piel. Aquí en Haro se acuarteló el invasor, y seguro estoy que cometerían tropelías y abusos sobre los harenses.
Esperaban todo el año nuestros ascendientes, para el día del Pilar , con ojos arrasados de lágrimas rendir homenaje a nuestros ascendientes, escuchar a la Banda y su pregón musical de reconocimiento al valor.
Llegan de la mano tripartita, tiempos menos líricos, en gesto propio de los Cien Mil Hijos de San Luis, y por ciertos tics no superados, sólo falta gritar: «¡Viva las cadenas!»
Allí estaban, al cara sol del brasero de los pobres, añorando su Banda y emocionarse por la memoria de los héroes ausentes o al trabajo de la Benemérita. Los torpes embaucadores cartesianos no entienden de la épica, y nos dejaron sin música.
Malditos los pueblos que no honran a sus héroes.
Pues de empanada, nada de nada. Para el que lo quiera entender (o pueda) es una opinión bien descrita.
El RIOJALTEÑO, no es de letras tantas y amontonadas provocan dolorcillo de cabeza. Se pone malo de acostar.